Este video performance es la segunda parte de la serie “Patrones de la violencia”. La sintaxis de lo violento reflexiona sobre el impacto de la violencia en nuestra sociedad y sobre la normalización de comportamientos asociados a esta; pretendo desglosar la violencia verbal como un elemento deconstructivo de la masculinidad. Cuestionando, la valía a través de lo violento, el constructo social de la hombría y la predisposición “natural” del hombre a la violencia como un valor social. Con el actor Eduardo Arreola, se ejecutó un performance que consistió en la creación de un ciclo de violencia verbal, es decir, el actor proyectó su voz en un espejo mediante la pronunciación de oraciones, frases o palabras previamente seleccionadas dentro del campo semántico de violencia normalizada.

Esta pieza, retrata el poder cobijado por la normalización de la violencia desde lo político, lo económico (clasismo en el lenguaje) y lo cultural (violencia de género, misoginia y homofobia en el lenguaje). Se utilizó la reflexión conceptual y simbólica del espejo para hacer una resignificación del lenguaje entorno a lo violento.

En el ámbito de lo formal, el formato vertical de la grabación y de la proyección, alude al empleo del encuadre vertical que proporcionan los dispositivos móviles, la observación vertical del individuo pude manifestar un desprendimiento del ser; dejando testigos pasivos en el consumo mediático de lo violento y de lo superfluo. Pretendo mediante una estética minimalista retratar el empoderamiento de la violencia, que deja de ser visceral, mórbida y gore.